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Onicofagia: “Comerse las uñas”.

Actualizado: 29 jul 2020


Comerse, o en la práctica morderse las uñas puede parecer un mal hábito inofensivo, pero no lo es. En el cuerpo, habitan bacterias de maneras normal o en equilibrio, siempre y cuando sean en la cantidad justa y en las determinadas zonas donde les está permitido. Cuando llevamos nuestros dedos a la boca generando cortes de uñas y/o piel, estamos realizando un peligroso intercambio bacteriano, puesto que en la boca conviven un determinado grupo de bacterias que fácilmente pueden provocar una infección en torno a los dedos, y vice versa, bacterias presentes en la piel, pueden desencadenar afecciones bucales no menores, considerando que muchas veces además, no se realiza un buen lavado de manos, y muchos restos nocivos quedan retenido debajo de las uñas.

Por otra parte, si bien los dientes anteriores (incisivos), con los cuales se realiza la Onicofagia, son dientes preparados para el corte, en el acto de morder las uñas se lleva a una posición vis a vis, en la que estas fuerzas en el eje axial (verticalmente) en los dientes, y luego laterales, cuando se “tironea” un pedazo, generan importantes desgastes inicialmente en el esmalte dentario, y pueden llegar a más. Muchas veces, es fácil notar el desgaste en los incisivos centrales (“paletas”) ya que están casi al mismo nivel de los incisivos laterales, siendo que de manera natural, tienen un porte mayor.

Esta misma fuerza mencionada pone en riesgo el éxito de cualquier trabajo estético que se haya realizado en estas piezas, como lo son composites o obturaciones (Tapaduras estéticas), carillas de resina o porcelana, inclusive rehabilitaciones sobre implantes.

Una fuerza que podría ser considerada menor, pero que se repite y repite en el mismo lugar, puede causar un gran daño.

Un mal hábito como este, que socialmente puede ser considerado como feo, además, resulta dañino para tu salud oral.

Evitarlo y definitivamente detenerlo queda “en tus manos”, requiere hacer consiente el mal que provoca y tener fuerza de voluntad para no continuar con él.

Creemos en ti, ¡sabemos que lo puedes lograr!

¡Ánimo!




Por Dr. Paul Schoihet M.


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